Podríamos llamarlo el rancho de la discordia, porque hay quienes dicen que tiene mucho que ver con su separación de Kim. O el rancho en el que se refugió cuando la tormenta West-Kardashian arreciaba. Pero yo hoy lo que quiero es mostrártelo e intentar dar sentido a algo que no me cabe en la cabeza: así es el rancho en el que Kanye West vivió su divorcio.

Panorámica del rancho con una colina al fondo y el lago en primer plano
Es que es verlo y te entran unas ganas de irte allí a vivir… NO. (Foto: Agencias)

Esto pretende ser una carta abierta al rapero, porque algo en mi interior necesita explicar el sentido del rancho en el que Kanye West vivió su divorcio. Las informaciones son contradictorias: unos dicen que se refugió allí cuando todo saltó por los aires; otros, que Kim llegó a vivir en él, pero acabó hartísima; muchos, que esta compra fue uno de los motivos de que Kanye y Kim partieran peras. Yo solo quiero que lo veáis para compartir conmigo este horror casi metafórico.

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La historia de un rancho sin futuro

Para empezar, desarrollo un poco la teoría más extendida: resulta que Kanye se compró esta burrada y pretendía mudarse allí con toda su familia. Y Kim le dijo que ya si eso luego lo iban hablando y después se fue a por tabaco* y nunca más se supo.

Foto aérea de una de las cordilleras
Tiene pinta de que aquí se cultiva to’ lo verde. Estoy siendo irónica, por si acaso no termina de percibirse. (Foto: Agencias)

En medio de la nada, Kanye. Pero en serio, tú en qué estabas pensando.

Vamos a ver, criatura. Tu mujer no sabe vivir sin un buen postureo. Y allí, en medio de una llanura casi desértica, ¿me dices tú a mí dónde se hace los selfis? ¿Con los matorrales de fondo? ¿Y qué hace con los taconazos? ¿Los tira? No, hombre, no.

En esta foto aérea podemos percibir la paz que se respira. Paz y bostezos. El ambiente ideal para Kim. (Foto: Agencias)

El rancho en el que Kanye West vivió su divorcio tiene de todo (y nada es bonito)

También os digo que yo ya estoy acostumbrada al feísmo por el que Kanye pierde la cabeza. Y no, no me refiero a ningún ser humano en su vida, sino a los inmuebles que se compra o a las zapatillas que diseña, a medio camino entre las Crocs y los patucos de hospital con un toque retrofuturista regulero.

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Caballos pastando
Los caballos también parecen divertirse de lo lindo. (Foto: Agencias)

Comencemos por una sala, una especie de salón para reuniones, que yo he dado en llamar la sala de los cuernos. Y no, no es una metáfora: es que hay cuernos por todas partes. Y mobiliario que parece recogido del basurero más cercano (a unos dos millones de kilómetros).

Una de las salas del rancho en el que Kanye West vivió su divorcio de Kim Kardashian y ahora vende: hay varias mesas de comedor, sofás viejos y esqueletos de animales colgados
Os presento la sala de los cuernos. Nada que ver con infidelidades: solo mirad hacia arriba. (Foto: Agencias)

Luego está la pista de karts, con un montón de coches en un practiquísimo color negro, ideal para cuando aprieta el calorcete, que allí en verano se pone la cosa en unos 35 grados. Que muy bien, desde luego, si invitas a los amigos de tus hijos, por ejemplo, pero verás, que no es por incordiar: ¿de dónde sacas amigos a tus hijos EN MEDIO DE LA NADA MÁS ABSOLUTA?

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Pista de karts del rancho con dos coches circulando
Colorido, alegría, fiesta: hasta la pista de karts parece un funeral. (Foto: Agencias)

A no ser, claro, que enseñes a conducir a los caballos o a las llamas (sí, es una llama):

Establo del rancho, con una llama y un burro
Les presento a la llama y al burro, que están por abrirse un Instagram a ver si conocen gente. (Foto: Agencias)

Otra cosa que viene muy bien para las criaturas es plantarles una alfombra estampada con huellas de oso. Da muchísima tranquilidad, caballero.

Una de las salas, con una alfombra con estampado de garras de oso
Preciosa alfombra que en absoluto aterrará a los niños pequeños. (Foto: Agencias)

Más: tiene hasta su cabañita, para poder irte a meditar si te da un reflús o una inspiración musical; restaurante (veo muchísimo negocio ahí, con tanta densidad de población), graneros, corrales para caballos y hasta lagos. Todo, en un espacio de 1.821 hectáreas, que suman un total de 18 millones y pico de metros cuadrados. Un pelín más amplio más que tu cocina.

¿Y si Kanye vende el rancho para que brille la llama del amor?

El rancho en el que Kanye West vivió su divorcio de Kim Kardashian es simbólico: venderlo —eso sí, a 11 millones de dólares, tres menos de los que le costó; se ve que tiene prisa— es, dicen algunos, su manera de abrir las puertas a una reconciliación con su ex, y la cosa parece ir prosperando, como ya os contamos. Porque por mucho que le patinen las neuronas a veces, pasta tiene para empanarse, freírse y rebozarse en ella. Él y las próximas veinte generaciones de Kanyewestes.

Este animalico con cuernos espero que no entre nunca a la sala en la que descansan sus antepasados. (Foto: Agencias)

*Sabemos que Kim no fuma. Es una licencia poética. Espero que podáis perdonármelo.

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