Can Yaman de jóven era irreconocible. Míralo

Hace tan sólo unos pocos años, no habrías reconocido a Can Yaman de jóven porque no se parecía en nada. ¿No te lo crees?

Y se puede decir que el éxito de Can Yaman por el que llegó a todas nuestras casas se divide en dos fases antes de las cuales, Can Yaman no era el hombre rudo y varonil que conocemos.

Antes hubo otras series, pero se puede decir que la primera fase en la que Can Yaman aterrizó en nuestros hogares fue con la serie ‘Dolunay’, en donde Can Yaman interpretaba a un joven empresario y la actriz turca Özge Gürel a una jóven cocinera. Corría el año 2017 y esta historia de amor ya comenzó a llamarnos la atención cuando llegó…

Segunda fase: ‘Pájaro soñador’. Esta serie es de sobra conocida y se puede decir que es el trabajo que catapultó a Can Yaman al éxito y la fama mundiales. En ‘Pájaro soñador’ o ‘Daydreamer’ Can Yaman trabajó junto a Demet Özdemir con la que tuvo una aventura que si bien no duró mucho tiempo, colocó a Can en el mapa de los actores turcos a tener en cuenta.

Pero el estilo de Can Yaman no ha sido siempre así.

Mira cómo era Can Yaman de jóven. Irreconocible.

Los papeles de Ferit Aslan en ‘Dolunay’ y de Can Divit en ‘Pájaro soñador’ dieron a Can Yaman fama mundial ya que se han emitido en más de 80 países de todo el mundo. Ahora Can Yaman es reclamado por directores de series a nivel internacional, por marcas que requieren de sus servicios a la hora de publicitar sus productos y es adorado por abuelas, madres e hijas, convirtiéndole en un fenómeno global.

Pero ojo, Can Yaman hasta hace poco era totalmente diferente al hombre musculado, varonil y con barba espesa y pelo largo. Can Yaman de joven era totalmente diferente a lo que conocemos ahora.

En el año 2014 Can Yaman era así. Visiblemente más delgado, con cara de niño, sin barba y con el pelo bastante más corto a lo que vemos ahora. Sin duda, Can Yaman desde el año 2014 hasta ahora ha madurado y mejorado cada aspecto de su fisionomía hasta convertirse en el gran actor turco que ha ocupado nuestros corazones. Eso sí, lo único que no ha cambiado Can Yaman es algo que es marca de la casa: su sonrisa.