Así la he bautizado, Caravaningham Palace. Resulta que a un simpático empresario británico del sector hotelero le ha dado por perpetrar esto y mira, si yo lo he visto, vosotros también.

A ver cómo os explico esto: odio el arte de la imitación. Ya está, ya lo he dicho. No puedo con nada que imite a nada. En mis años de redactora jefa de cierta revista juvenil, cuando alguien de una discográfica me intentaba vender a una nueva artista como «la nueva Britney Spears», por poner un ejemplo, mi respuesta era: «Si no es original, no me interesa».

Qué le voy a hacer.

Por esa misma razón odio los museos de cera, me atufan hasta límites insospechados los cómicos que imitan a los famosos, no me atraen en absoluto los bolsos de mercadillo copiados de grandes diseñadores y no sé cuántas cosas más. Aunque, al respecto de los bolsos, comentaré una anécdota bastante contradictoria al final de este texto.

¿Por qué digo todo esto? Pues porque mi queridísimo dire ha plantado ante mis ojos el horror de los horrores. Lo tenía guardado para mí, lo sé. Es una caravana que replica las principales estancias del palacio de Buckingham. Así que he dado en llamarla Caravaningham Palace. ¿Tenemos que ver esto, Piur? POR SUPUESTO QUE SÍ. Y con mis encantadoras explicaciones. Venga, cogedme del brazo, que nos vamos de excursión a la simpática y elegante Gran Bretaña.

Caravaningham, una inauguración «por todo lo alto»

A mi manía a las copias tengo que añadir la de los dobles de famosos. Y, claro, ¿quiénes sino los miembros de la Royal Family de palo para inaugurar el Buckingham Palace de palo? Ahí tenemos a una Isabel II apañaílla y a Guillermo y a Kate (ambos, con extra de pelazo) saludando al personal. Y ¿qué hay de las estancias?

La Royal Family de Hacendado se hace su foto de rigor a la entrada de Caravaningham (Foto: Agencias, cortesía de Parkdean).

Caravaningham Palace es ligeramente más pequeño que Buckingham

Sorpresón en Las Gaunas. Seguro que no te esperabas que este lujo asiático (bueno, británico) perpetrado por Parkdean Resorts fuera más pequeño que Buckingham Palace. Un poquillo solo. Mide poco más de 70 metros cuadrados frente a los 77.000 de la residencia de Su Graciosa Majestad. O sea, solo es mil y pico veces más pequeña. Apenas lo vais a notar los que os animéis a alojaros en Caravaningham.

Vamos con EL LUJO. El empresario hostelero ha decidido abrasar mis córneas con una especie de salón del trono, que es una cosa muy útil para las caravanas. Yo, de hecho, cuando voy de camping, me paso las horas muertas sentada en uno y ordenando cosas a mis súbditos imaginarios.

Y qué decir de esa mesa del salón real, que no le falta detalle. Esa lámpara con candelabros, qué cosa más discreta y preciosa. Ese jarrón con flores fresquísimas, recién cortadas en el chino de la esquina, me retrotrae a mi infancia mostoleña. ¡Cuánto lujo, qué dispendio!

La cocina es, cómo decirte, una explosión de color. Digo… de dolor. De dolor estético. Lo de plantar una lámpara de candelabros a una cocina es menos práctico que correr una maratón con tacones de aguja.

Un baño para nalgas exquisitas

En Caravaningham Palace no han reparado en gastos y ahí tenemos un inodoro para culos upper-class, chapado en oro. Lo de la ventana con cortina veneciana como de oficina pues no termino de verlo, pero seré yo, que no entiendo mucho de moda monárquica.

Mira, o te empapas de dorados y volutas o te vas de camping. Las dos cosas no pueden ser, por favor. (Foto: Agencia, cortesía de Parkdean).

Y qué me decís de las habitaciones. Qué sobriedad, cuánto minimalismo. El dormitorio principal tiene un dosel rematado por una corona, para no dejar de sentirse monarca ni en la fase REM del sueño.

Yo, qué quieres que te diga, ese cabecero con tapizado capitoné me provocaría pesadillas. Y no te digo nada de la corona en lo alto, ¡eso te cae encima y te deja las cervicales al bies! (Foto: Agencias, cortesía de Parkdean)

¿Te ha gustado? Pues nada, por 170 euritos de nada puedes pasar tres noches como si fueras la mismísima rein… como si fue… Nada, no puedo. Por favor, no vayáis. Puestos a hacer una horterada suma, yo me alojaría en la casa del príncipe de Bel-Air, que ahora está disponible.