Hola, soy Coco Crush y vengo a contaros todo lo que pasó en Supervivientes. Pero que sepáis que estoy vivo de milagrito, porque un poco más y muero ahogado. La gala de anoche fue la gala de las lágrimas. Lágrimas de Tom, lágrimas de Carlos, lágrimas de Melyssa. Y casi, casi, lágrimas de Coco Crush, las mías propias. Porque no puedo negar que me emocioné mucho con el reencuentro de Tom y la madre de Melyssa. Te lo cuento todo y te paso un pañuelo de papel después.
Hoy soy un coco bueno, creo en la bondad humana y en la paz mundial, así que voy a aprovechar a contaros todo antes de que se me pase y vuelva en mí. Es posible que la gala de anoche nos diera uno de los momentos más emotivos de la edición. Por sorprendente, por inesperado y por sincero. Nos referimos al reencuentro entre Tom y la madre de Melyssa, Nela. Los señores del programa también son bondad pura, como nosotros y antes de dar un sorpresón a Melyssa con la visita de su madre, primero quisieron que viera a su ex yerno.
Lo que a lo mejor no se esperaban los señores de Supervivientes es que iban a reaccionar dándose un abrazo súper apretado y recordando solo lo bueno. Tom se puso un poquillo sentimental, reconoció que había hecho mucho daño a Melyssa y a su familia, pero que los quería mucho porque le habían cuidado como si fuera un hijo. Y era recíproco. Nela le dijo a Jorge Javier que había estado muy enfadada con él por el daño que la había hecho pero todo olvidado. Ays, que se me ha metido algo en el ojo. Qué bonito es perdonar.
Y si Tom y la madre de Melyssa lloraron, lo de ella propiamente fue exagerado. Podría haber llenado sola el pantano de Valmayor, el lago de Sanabria. Vamos, que llegué a temer por mi vida por si subía peligrosamente el nivel del mar y nos ahogábamos todos. Me pido hacerle el boca a boca a Lari si eso pasa.
También hay que tener en cuenta que Nela tiene pánico a volar, así que Melyssa Pinto nunca hubiera esperado la visita de su madre. Pero sí, allí estaba, con la cabeza metida en un plato de comida como si fuera un cochinillo asado.
Y por si estas lágrimas fueran pocas, todavía quedaban las de Carlos Alba, que ha tenido que abandonar el programa por una lesión. Pero también fue el escogido para ser el expulsado de la noche. Así que fue una expulsión – no expulsión, porque se hubiera ido igual. Hubo lágrimas, sí. Menos mal que yo me había puesto a salvo en lo alto de una palmera, por si acaso. Desde ahí vi el abrazo con mi Lari cuando se despidió. Los hay con suerte.
Por cierto, no sé si es que los pelos de coco no me dejaron oír bien, pero juraría que dijo cosas muy varoniles de todos los tíos y a Melyssa la llamó pastelito. Ejem.
Ya os conté el otro día que el ganador de Supervivientes de este año va a tener nombre de mujer. Soy listo, soy intuitivo. Mi teoría se confirma porque los nominados para la semana que viene son los cuatro chicos, Tom, Omar, Gianmarco y Alejandro. ¿Casualidad? No lo creo.
