Si hay alguien con la vida más liada que los cables del ordenador es Isabel Pantoja. Su hija le ha dado un buen porrón de disgustos, no se habla con Kiko Rivera y debido a todas las presiones familiares se deshace de su posesión más preciada. Sí, amigos. La Pantoja vende Cantora y hemos encontrado cinco pisazos a los que podría mudarse para empezar de cero… otra vez.
Chica, qué cansino debe de ser esto de reinventarse. Que te instalas en Marbella y al poco te enchironan. Estás tú ahí, que si cárcel que si no, y se te embaraza la niña. Que sales del trullo y empiezan los líos familiares. Cuando no es la niña la que te pone a caldo, es tu hijo. Y para colmo, en medio de todas las peloteras familiares y cediendo a las presiones, la Pantoja vende Cantora. ¡Esto es un festival del susto, señores! Pero calma, que tenemos cinco candidatos a futuro hogar de la cantante que yo creo que le van a molar.
Si Pantoja vende Cantora, Madrid es su lugar ideal
Y no lo digo porque sí, ojo. Lo digo porque en la capital uno disfruta un poco más del anonimato. Que aquí sales sin maquillar y con una gorra de béisbol y no te conoce ni tu prima. Os lo juro. Yo me he cruzado más de una vez y más de dos con el famoso de turno paseando, qué te digo, por la Gran Vía, y me han tenido que avisar porque ni fijarme. Así que, Isabel, estas son mis propuestas. Toma nota, que te van a gustar.
Dúplex en Nueva España
Si quieres elegancia y tranquilidad, te recomiendo este dúplex en Nueva España, Isabel. Esto está al norte de Madrid, bien cerquita de, por ejemplo, el Santiago Bernabéu, aquel lugar en el que tu pequeño Kiko Rivera hizo las pruebas en categorías inferiores. ¿Te acuerdas? Ay, qué tiempos. Se trata de un ático con tres plantas, 303 metros cuadrados para echar ahí bien el día y un salón que se me enamora el alma, querida. Porque tiene piano. ¡Ay, lo que disfrutarías tú con un piano! Y una batería eléctrica. Que, oye, nunca se sabe cuándo va a necesitar aporrear una la batería para sacarse los demonios de dentro.

Chalé en La Moraleja
Un clásico, sin duda. Eso sí, si te mudas a este chalé de La Moraleja te vas a cruzar con la flor y nata de la sociedad madrileña, también te lo comento. 3.750.000 euros tienen la culpa. Y hombre, no es Cantora, pero tienes 2.700 metros cuadrados de parcela que para un buen paseo dan, en serio.

¿Qué más? Pues mira, un montaplatos que llega a las tres plantas, para esos días en los que no te apetece bajar a la cocina y te haces un Just Eat pero privado. Todas las habitaciones tienen vistas al jardín y cuenta con un despacho/biblioteca en el que redactar el testamento cien veces si hace falta. ¡Ah! Tiene pozo propio. Yo qué sé, por si quieres echar una moneda al fondo.

Ático en El Viso
Otra zona muy pintona de Madrid es El Viso, Isabel. También al norte de Madrid, como todo lo caro en esta nuestra ciudad. El casoplón en cuestión tiene cuatro habitaciones, un soleadísimo salón y hasta un hammam en el que poder relajarte cuando las tensiones familiares adquieran tintes épicos, o sea, siempre.

La domótica instalada te permite controlar las luces para, qué sé yo, sentarte en la butaca a esperar a uno de tus cachorros y sorprenderlo en la penumbra mientras lo iluminas con un foco cenital y le susurras: «No sé de dónde vienes a estas horas, si hay toque de queda».

Pisazo en Menéndez Pidal
También en el distrito de Chamartín tenemos este pedazo de ático del que destaco dos cosas: un olivo centenario, para echar de menos la finca (recordemos que Pantoja vende Cantora y eso es como llevarse un pedazo de su corazón), y una piscina privada que tal como está ahora sirve más para vengarse de alguien (je, je, je) que para echar unos largos. Y si no, mira, mira:

Mansionaca estilo Casa Blanca
Y nada, si te quedan limpios 10.850.000 euros puedes optar a este horror casoplón digno de las personas más pudientes de la capital. Hay un baño de 150 metros cuadrados, Isabel. Cómo te quedas. Yo, muerta. Me caben dos pisos y medio en el baño. Una fuente clásica y una pista de tenis son otras de sus maravillas, pero es que la casa en sí (en La Moraleja, que no lo he dicho) es digna de admiración. Ahí te entran los gemelos de las reformas y no saben ni por dónde empezar.

Ahora, te comento: 2.927 metros cuadrados solo de casa. Te pones a pasar la Roomba en una esquina y a la mitad te pide clemencia. Un ejército de robots aspiradores necesitas ahí para que se te quede la casa medio decente. Y pulidoras para limpiar el cuarto de baño de ónix. Sí, de ónix. Que una grande se lo merece todo, Isabel.

