Jennifer Lopez y sus abdominales son cosa de otro planeta. Alucinante. Por detrás y por delante. Una cosa magnífica, una tabla de lavar en el río (no sabéis ni lo que es). Un abdomen cincelado a mano sobre mármol. Hercúlea, tersa, fuerte, es que no nos salen más definiciones para ese abdomen de hierro que se luce la latina. Jlo abdominales de hierro
No podemos mirar otra cosa que los abdominales de Jennifer Lopez. Y ya está. Es nuestro documental de la 2 de hoy. Nuestra temporada de serie favorita. Nos encanta su cuerpo cincelado a base de ejercicio. Es que Jennifer Lopez vive para entrenar y se nota. 52 años oiga. Me conformo con no tener dolor de rodillas a su edad. Impresionante.
Es que estamos enamorados de esta mujer. Es la prueba de que si te lo curras ocurre. Que sí.
Jennifer queremos ver tus abdominales todo el rato. Por favor. Son nuestra tabla de salvación (nunca mejor dicho) porque ahí habría podido subirse Jack cuando se hundió el Titanic y se habría salvado.
La actriz acaba de volver de su mini escapada con Ben en Montana y vuelve a entrenar, claro que eso no se deja
Si, te lo contábamos ayer. Han vuelto. Y después de su escapada romántica con Ben Affleck , Jennifer Lopez ha vuelto a sus rutinas de ejercicio, que conocemos y ponemos en práctica pero con desigual resultado. (con cero resultado en realidad, algo nos falla, ¿genética?). Como debe ser. No pain no gain. (sin esfuerzo no hay recompensa para los de la Eso).
No en serio. Hacerse un nudito en la camiseta al salir de entrenar con los abdominales recién ejercitados es de divaza. Lo que es Jlo. Y adoramos sus abdominales morenos.
Admiramos a esta tocha entre las tochas, porque se lo curra, eso no lo hace el dinero, lo hace el esfuerzo, y nos anima pensar que lo podemos conseguir (a lo mejor no) pero oye soñar es gratis. (el gym no, pero si lo pagas y no vas tampoco).
Ahora a esperar próximos momentos con su Ben. Que parece que sí. Que no se han ido a Montana a hablar de negocios. Y Jennifer Lopez y sus abdominales ya están preparados para el amor.
