Ayer fue uno de esos días en los que medio Twitter se pone de acuerdo para seguir una tendencia con hilarantes resultados. El origen: un tuitero aseguró, en respuesta a otra cuenta, que el clítoris no existe y que es un invento para vender juguetes eróticos. La red aceptó el reto y soltó un número descomunal de chistes al respecto.
«El clítoris no existe»: la frase talismán que dio lugar a una riada de tuits ingeniosísimos
Ni siquiera tenemos que abundar en lo falso de la afirmación. Eso precisamente —decir que el clítoris no existe— fue el arranque de las numerosas bromas con las que ayer nos partimos de risa en Twitter.
Llevamos una rachita buena: la tierra es plana, el covid forma parte de una conspiración (Miguel Bosé dixit)… y ahora el clítoris no existe.
Es todo una trampa comercial.
O quizá, quién sabe, un extraño virus.
Lo más divertido de decir que el clítoris no existe es que vivimos en un mundo en el que su existencia lleva constatada casi medio milenio. Anteayer, vamos.
O no existe o es difícil de encontrar
Nosotros apostamos por la B:
¿Qué pasa si quien afirma que el clítoris no existe no ha tenido nunca acceso a él?
Algunas comparaciones han sido magníficas.
Hay quien ha tenido experiencias… religiosas.
Y quien sigue sin encontrarlo.
Claro, tocaba retrasar la hora y a alguien se le fue la mano.
