Un bíceps, Winona Ryder y la expulsión de Masterchef que nadie esperaba
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- 11 noviembre 2020
En uno de los programas más desastrosos de la temporada, la expulsión de Masterchef ha sido de las más sorprendentes, además de batir todo un récord
Como cada martes, ha sido inevitable la expulsión de Masterchef Celebrity. Solo que esta vez nos ha dado mucha, mucha pena. Tenemos el corazón partío, como diría Alejandro Sanz. No vamos a decir que tanto como con la eliminación de Juanjo Ballesta, pero casi. Pero vamos a empezar por el principio, porque este programa es digno de ser contado: quizá ha sido el más desastroso de la temporada. Bueno, quizá no, el que más. Pasamos del total buen rollo a la tensión absoluta en cuestión de minutos.
Las risas vinieron al principio del todo, con la prueba del robo, que siempre es una de las más esperadas. Y esta vez tampoco decepcionó. Además de que contó con la colaboración de Santiago Segura, que también tiene su público, tuvimos grandísimos momentos con los de siempre, Josie y La Terremoto.
Ella, por el look, todo un bombazo:
Y él porque de repente fue invadido por el espíritu de Winona Ryder en sus tiempos más cleptómanos y fue el que mejor hizo la prueba del robo. Y por supuesto, el que mejor vestido iba para la ocasión:
Hasta ahí todo bien, recibieron buenas valoraciones y todo parecía un arcoiris con unicornios volando. Pero llegó la prueba de exteriores y ahí ya se torció la cosa. Los jueces pasaron de las risas al enfado de lo que Usain Bolt corre los 100 metros. Según iban cocinando los aspirantes, Jordi, Samantha y Pepe se iban cabreando más. Y más. Y más. Porque ni estaban preparando bien los platos ni dentro del tiempo estipulado. Afortunadamente (para ellos y para los comensales), se pusieron a cocinar Jordi y Pepe y pudieron sacar todo más o menos bien. Y decimos más o menos porque ni eso les sirvió para que uno de los dos equipos se librara de la prueba de eliminación, como es lo habitual. Nada de eso: todos los concursantes tuvieron un delantal negro, como castigo lo mal que lo habían hecho.
Tal cual. La parte positiva es que tuvieron un sorpresón. De los buenos. Porque contaron con la ayuda de Saúl Craviotto, uno de los mejores concursantes de Masterchef Celebrity y ganador de la segunda edición. Qué guapo, qué majo y qué brazos tiene. Que lo mismo te gana una carrera de piraguas que te parte un tronco que te menea con la fuerza necesaria un helado. La que os escribe confiesa que vio su edición enterita y se enganchó por él. Y me da que no soy la única persona a la que le pasó. Las cosas como son.
Llegó la prueba de eliminación con todos los concursantes jugándose la expulsión de Masterchef Celebrity. Todos menos Gonzalo Miró, que se deshizo del pin de la inmunidad y se libró de cocinar. Y no podemos negar que estamos encantados, porque nuestra Terre fue la mejor de la prueba. Ha pasado de ser de las más flojas a ser de las mejores y eso mola mucho. Porque no queremos quedarnos sin sus estilismos y sin su filosofía. Pero aún había más buenas noticias. No todo iba a ser drama después de la despedida de Juanjo Ballesta. Porque el otro aspirante que clavó la prueba fue Nicolás Coronado. Qué alegría, qué alboroto. Dos de nuestro top 3 encumbrados en lo más alto, mirando en lontananza la final.
Nos hubiera gustado subir al balcón y consolarlo cuando anunciaron quién era el eliminado de Masterchef. Porque le tocó (otra vez) a Lucía Dominguín, aka su tía. Lucía bate uno de los récords del programa, ya que fue la repescada la semana anterior. Así que ha durado menos que el agua en una cesta. Ya sabemos que es la dinámica del programa, pero para eso, ya podrían haber dejado a Juanjo y no haber repescado a nadie. Así, como idea.
El martes que viene, más.
