Los que de verdad aman el fútbol distinguen entre Ronaldo ‘el bueno’ y Ronaldo ‘el buenorro’. Bueno, pues hablamos del primero. Aquel iconazo de los noventa recupera el tiempo perdido con su chica en aguas de Formentera. La cosa se puso suculenta, ‘hot’ y jugosa.

Ronaldo Nazário, alias Ronaldo el bueno, no tendrá el tipazo a lo Transformer del otro Ronaldo (Cristiano), pero si lo conocemos como «el bueno» será por algo. ¡JUGÓN!, que diría el mítico Andrés Montes. Ahora ha cambiado los entrenamientos por el palco (es el presidente del Valladolid) y el ejercicio en el césped por el agüita. Y ahí lo vemos, disfrutando de una jornada de yate en Formentera con su novia, Celina Locks.

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Se echaban de menos

La pandemia los pilló, como a muchísimas parejas, separados. ¿A que tú también conoces algún caso? Y la pobre Celina le mandaba, allá por finales de marzo, encendidos mensajes de amor en Instagram. «Te echo de menos, echo de menos aquellos días, echo de menos a nuestras hijas», escribía la rubísima novia de Ronaldo. Las niñas, por cierto, son las pequeñas Maria Sophia y Maria Alice, hijas que Nazário tuvo con su exmujer, Bia Antony. Lo cierto es que, echando un vistazo a los perfiles de ambos, están encoñadENAMORADÍSIMOS, la verdad. ¡Así felicitaba él a Celina hace poco! Ay, qué bonito es el amor.

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Total, que por aquello de recuperar el tiempo perdido, llevan un tiempito juntos en Ibiza y hace unos días pillaron el yatecito —lo típico que hacemos el común de los mortales— y costearon Formentera. Los acompañaban las niñas y algunos amigos, por lo que la jornada tuvo que estar de lo más apetitosa. Pero para detalle rico, rico, el magreo en aguas Pitiusas. Que sí, que todos sabemos que el veranito y el mar nos ponen hot, pero Ronaldo estaba con el hotismo a tope de volumen.

Ya te digo yo que, si Ronaldo tuviera que haberse hecho el DNI al día siguiente podría haber ido el culete de Celina para que tomaran las huellas dactilares de ahí mismo, porque ¡no se despegaba ni un segundo! Pero vamos, que ella encantada, que para eso están loquitos el uno por el otro y se nota.

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Tú al buceo y yo… a los churros

Cuando la pasión les daba descanso, cada uno se sumergió en el mar a su manera: Celina se plantó sus gafas, sus aletas y su esnórquel y le dio duro al buceo. Ronaldo, por su parte, prefirió los churros. Ya sabes, esos cilindros enormes con los que da gustete flotar en el agua. Dos estilos distintos de refrescarse por dentro… y por fuera. Lo vimos con uno azul y otro verde. Pero el caso era quitarse el CALORAZO. Porque cuando se da rienda suelta a la pasión, no hay nada mejor que un buen chapuzón.