He perdido la cuenta de las veces que Manuel ha mentido en LIDLT. No sé a qué juega este chico, pero solo le digo una cosa: su juego de tonteos con unas y con otras está destinado al fracaso, tarde mucho o tarde poco.
Todos hemos conocido a lo largo de nuestras vidas al típico chico para quien la frivolidad es un plus. Que se jacta de acostarse con varias mujeres a la vez porque les da poca o ninguna importancia a cualquiera de ellas. Uno de esos tipos que dicen que te quieren porque saben que es lo que esperas oír, pero que en realidad no lo sienten. Uno de esos Manueles que se sienten importantísimos por saber que mienten a una y a otra. Pobres tipos. Manuel ha mentido en LIDLT y miente en su día a día. Porque es su estilo de vida y se siente feliz con él.
Manuel ha mentido en LIDLT como mintió a Lucía y como seguirá mintiendo…
… mientras le dejen. Porque todo tiene un final. Hoy, es un chico más o menos mono (no le encuentro el chiste, pero me consta que muchas mujeres sí), con cierta gracia andaluza, un físico medio majo y una capacidad relativamente alta de seducir. La diferencia entre antes y después de La isla de las tentaciones es que ahora todas saben de qué va Manuel. Y esto, querido, es jugar solo a corto plazo.
Manuel podría sufrir el efecto Chicote
Como decía, a Manuel antes no lo conocía nadie salvo su entorno más cercano. Hoy lo conoce media España. Y eso, que para él puede ser genial a corto plazo, puede terminar pasándole factura. Si Chicote conseguía, tras el consabido lavado de cara, que la gente peregrinara a los restaurantes tuneados por él solo para ver que la cosa no había cambiado mucho, con Manuel puede suceder lo mismo: mujeres acercándosele para buscar fama o para comprobar que es lo que parece: un frívolo con quien no merece la pena pasar mucho tiempo.
Fiama también ha desmontado a Manuel… y está con otro
Después de tiras y aflojas, después de besarse con Lucía en el avión de vuelta, de vacilar con Stefany, de ir de flor en flor, de (en apariencia) quedarse con Fiama, resulta que esta apareció ayer explicando que tiene novio, que ese novio no es Manuel y que Manuel ha mentido en LIDLT porque miente más que parpadea, en definitiva.
Y seguirá, claro que sí. Seguirá haciéndolo, como decía, hasta que le dejen. O mejor dicho, hasta que lo dejen. Hasta que lo dejen y le importe. Porque todos los frívolos patológicos del mundo, todos los Manueles, tienen su talón de Aquiles. Quizá deberíamos aprender a desmontar sus tretas de parvulario. O no, no lo sé. Yo asisto entre fascinada y horrorizada a los juegos de estos tipejos. Mientras tanto, que disfrute del circo mediático que le van a montar alrededor, mientras dure. Que se acostumbre a que le paguen con la moneda de la frivolidad, de la insustancialidad. Es en lo que ha querido que lo conviertan.