Los Bridgerton a la española Los Bridgerton a la española

El Duque y La Vecina Rubia: Los Bridgerton a la española

Yoli de Modelos con ciática nos va a hablar hoy de un tema que le apasiona: actores buenorros con título nobiliario y salseo con sus seguidoras rubias. Este artículo es mejor que tu sofá con mantita y Netflix.

Hoy quiero escribiros tanto que no sé por dónde empezar.
Es, sin duda, el tema de conversación del momento. Los Bridgerton en Netflix o cómo devorar una serie en un par de días, enamorarte y no morir en el intento.

¡Ay, el Duque!

Su elegancia, su porte, sus trajes… Por gustarnos, nos gusta hasta su madre.
Si a mí me dieran a elegir personaje me pediría ser la madre del Duque de Hastings.

Seguro que os estáis preguntando: ¿Y por qué no quieres ser Daphne?
La respuesta es sencilla.
A las amigas hay que respetarlas y ese lugar ya lo ocupa La vecina rubia, quien por tener, tiene hasta su propio Duque.

única imagen conocida de La vecina rubia
¿Quién se esconderá detrás de La vecina rubia?

Duque que, además, comparte en un chat de casi tres millones de amigas donde tengo la suerte de encontrarme.

Escuchar la voz ronca de Miguel Ángel Silvestre hablando de ella con absoluta ternura es pura magia.

Magia de ilusión, reponer de bragas y brillibrilli en los ojos.

Como en Los Bridgerton, no sabemos cuánto de realidad y cuánto de ficción hay en todo esto, pero en nuestro interior queremos que sea tan real como Real.
Nos imaginamos a La Vecina Rubia acabando como La Duquesa Rubia y a un M.A.S. entregado a la causa.
Con permiso, nos los imaginamos hasta tórridos en la biblioteca. Ella le explica que solo ya no lleva tilde y él la pone mirando al Diccionario de la Real Academia de la Lengua.

¿Y esa boda con bailes de salón y trajes de época?

Salones decorados con flores de temporada con tantos colores como el arcoíris.
Ella, preciosa, con su vestido con cancán. Un poco clásico, pero también un poco arriesgado a la par que elegante. Como algo azul, un pequeño Finofaurio de la suerte, que se ha escondido en una estampita debajo del liguero.

Miguel Ángel la esperaría nervioso en el altar de una iglesia con retablo rococó. Guapísimo con su traje levita de terciopelo negro, sin dejar de lucir sonrisa en perpetuo estado de oferta.

Porque cuando se es feliz, las sonrisas no cuestan.

Yo solo espero que en la cena me sienten al lado de mi queridísima Devil Wears Zara (@Carmeron), para poder comentar modelos y plagios entre copas de champan.

Para ellos no sonarían flautas desafinadas porque alguien que regala tanto sin esperar nada, como es el caso de La Vecina Rubia, solo merece que le suenen Wiiiiiiiii de felicidad y risas nivel Portugal o Katiusas.
Porque con ellos, ¡vamos con todo!
Y, ¿sabéis?
¡Qué bonito es soñar con que todo esto sí que se puede hacer realidad!

Con el amor siempre y algo más pastel de lo normal,
Yoli.